Críticas I: de la crítica a la oportunidad

Uno de los elementos más relevantes en la formación de una persona en la vida tanto personal como profesional, es la resistencia a la críticas.
Existen una serie de críticas que de no ser controladas pueden provocar la caída de una persona hacia comportamientos que se hallan muy por debajo su potencial. Son las temidas críticas sin fundamento.
Cada uno de nosotros hemos sido creados, casi en su totalidad, en hogares cuya cultura gira alrededor de la verdad. Ser auténtico más allá de nuestro círculo social es signo de status, de reunir un coraje escondido por quienes temen las consecuencias de dar la cara ante una situación concreta. Pero también se ha convertido en un arma de doble filo al permitirle a ciertas personas provocar u obtener comportamientos y resultados de otros aun siendo contrarios a sus deseos. Es por esto que las críticas sin fundamento suelen acabar en ataques de rabia, apatía e indefensión. Debemos aprender a vencerlas cuando no las podemos evitar. Con las críticas ocurre lo mismo que con el miedo, o se vencen o se acaban convirtiendo en uno de esos demonios internos que arrastramos hasta el fin de nuestros días.
"Usted no será mañana una mejor persona si no le dice adiós al ayer". John C. Maxwell
Aprender se define como un cambio en nuestro comportamiento y va más allá de la mera comprensión intelectual. Podemos saber cuanto queramos sobre un ámbito cualquiera de la vida , pero si no lo ponemos en práctica en el momento adecuado, es como no haber aprendido nada. Con las críticas podemos apostar a que ocurre lo mismo, y cuanto más tiempo pasemos sumidos en el sufrimiento de no haber enfrentado aquello que nos pisotea emocionalmente más hundidos estaremos y más vulnerables seremos a nuevos ataques, ya que las personas que lanzan esos duros golpes psicológicos jamás cesarán en su empeño de desestabilizar y alimentarse de las autoestimas ajenas.
ENFRENTAR O IGNORAR
Disponemos de dos modos de combatir las críticas dañinas y desestabilizadoras, por lo tanto dos formas de obtener resultados distintos: enfrentarlas o ignorarlas.
Enfrentar una crítica no es fácil. Depende de factores como el contenido de la crítica, la persona que la lanza o nuestra preparación para enfrentarla. Además hay que añadir que somos animales sociales y va en nuestra naturaleza buscar el reconocimiento del grupo, no su desaprobación, pero aquí la cuestión no es si preferimos aprobación o rechazo si no si estamos emocionalmente preaparados para encarar las consecuencias de dicho rechazo. Es por esto por lo que las armas de desarrollo personal más importantes son las que tienen que ver con la autoconfianza.
La confianza entra dentro del terreno de las habilidades, de la pericia. Una persona puede tener una autoestima muy alta y a la vez una baja confianza a la hora de realizar una actividad particular. Con las críticas observamos algo muy similar. Si carecemos de experiencia en enfrentarlas, cada vez que alguien nos critique y queramos o estemos obligados a dar una respuesta inmediata nos retraeremos y evitaremos el enfrentamiento por temor a las consecuencias y volveremos a empaparnos del amargo sabor de la derrota. Y viceversa. En cuanto las plantemos cara un poquito cada vez, defendiendo nuestra posición de forma honesta y asertiva más seguros y confiados nos sentiremos la próxima vez.
La otra cara de la moneda es ignorarlas. Muchos confunden esto con debilidad. No pueden estar más equivocados. Si tuviésemos que enfrentar cada crítica que recibimos, ¿no es cierto que con probabilidad sería el trabajo al que más tiempo le dedicaríamos durante el día? Constantemente somos criticados, incluso de formas desproporcionadas. La pregunta más importante que podamos hacernos es, ¿qué críticas enfrento y cuáles ignoro? La respuesta radica en averiguar el por qué habría que defender la situación. No es lo mismo un crítica recibida de una persona cercana que la de un desconocido, ni defender una verdad radiante que desmentir una mentira malintencionada. En cualquier situación hay que hacer un juicio de valor. Lo fudamental es centrar nuestra respuesta en los hechos y no en las personas evitando ataques hostiles y respondiéndonos a estas preguntas: ¿qué hay de cierto en esta crítica?, ¿me quieren ayudar o perjudicar?, ¿soy capaz de reconocer una crítica constructiva y otra destructiva? Una vez obtengamos una respuesta sincera a todo esto es cuando sabremos qué pasos son los que vamos a dar.
La gente con verdadera confianza en sí misma entiende que las críticas son inherentes a la naturaleza humana, y las recibe de buen grado, ya sea aprovechando su naturaleza constructiva o ignorando su carácter destructivo. Sin una base estable de autoestima y autoconfianza da igual el tipo de críticas que se nos presenten, reaccionaremos siempre de forma descalibrada y no aprenderemos de lo ocurrido, que es el fin principal de todo esto, por increíble que parezca.
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