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Los quesos 'made in Castilla y León' que se han convertido en los favoritos de los clientes de Mercadona
Los secretos de la receta de dos de los productos lácteos más destacados de la cadena de supermercados
No es ningún secreto que Castilla y León es tierra de alimentos de calidad por lo que, precisamente, las grandes superficies se fijan en sus productos a la hora de escoger proveedor y optar por productos prometedores.
El supermercado Mercadona tiene, entre los favoritos de sus clientes, dos quesos 'made in' Castilla y León que son, además, un éxito en ventas y en los últimos meses se han convertido en dos 'esenciales' en la cesta de la compra de muchos españoles.
El queso añejo tostado y el queso curado mezcla con trufa de Mercadona son, por su sabor, su textura y su precio, los favoritos de los compradores habituales de este supermercado que cualquier amante del queso debería degustar.
El añejo tostado cuenta con una textura firme, quebradiza y ligeramente cremosa en la boca, con un color anaranjado que se va intensificando en su proximidad a la corteza. Con un sabor de intensidad alta, ligeramente dulce y salado, y un aroma con notas de caramelo que recuerdan al toffe.
Su formato de cuña permite que sea cortada, taqueada o rallada para ser utilizada en diferentes momentos de consumo, como aperitivo o ingrediente culinario.
Este producto estrella lo proprociona la vallisoletana Quesería Entrepinares S.A.U, un proveedor que ha realizado inversiones en diferentes etapas del proceso productivo para garantizar y mejorar la calidad y uniformidad del producto, como nuevas cámaras de maduración con climatización mejorada y dedicación en exclusiva al queso tostado. Durante el 2024, el proveedor ha concluido un proceso inversor de dos años y medio donde ha invertido cerca de 80 millones de euros en aumentos de capacidad y mejora tecnológica.
Por otra parte, el queso curado mezcla con trufa arrasa por su textura ligeramente granulosa y su sabor intenso, con matices lácteos y el inconfundible toque de la trufa.
Con un aroma profundo y elegante, con notas terrosas y ahumadas propias de la trufa de verano que se hacen realidad gracias a Valle de San Juan, en Palencia, un proveedor que en su labor de mejora continua del producto, ha equilibrado la inyección, ajustado la colocación de las agujas a la altura del queso mejorando el 'marmolado' y conseguido homogeneizar el inyectado tamizándolo previamente a la inyección en el queso.
Valle de San Juan ha invertido más de cinco millones de euros en los últimos dos años, con proyectos ligados a la mejora del producto, ampliación de cámaras y secaderos, eficiencia del proceso con nuevas líneas de envasado y cortado y mejoras tecnológicas e informáticas.
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