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Se encontraron por primera vez en marzo de 1987 aunque el cantante inglés tenía claro desde años antes que quería colaborar con la que era según él "la mejor de todos los seres humanos vivos".
Freddie Mercury siempre fue un apasionado de la ópera, pero se enamoró aún más del género durante los últimos años de su vida, en los que llegó a obsesionarse con grandes divas como Maria Callas, Joan Sutherland y la barcelonesa Montserrat Caballé.
Tanto es así, que durante la gira de A Kind of Magic (1986), el cantante de Queen dijo en una entrevista en una televisión española que la mejor voz del mundo era la de Montserrat Caballé. "Ella tiene la mejor voz de todos los seres humanos vivos", sentenció entonces, según su biógrafa Lesley-Ann Jones.
Su admiración por la soprano española venía de mucho tiempo antes, si bien cristalizó cuando pudo verla cantar en directo en 1983 en la Royal Opera House de Londres. Allí interpretaba Un baile de máscaras de Verdi sobre las tablas cuando Mercury sintió la punzada definitiva: tenía que cantar con esa portentosa mujer.
Empezaron así los contactos desde el equipo de Freddie Mercury con el representante de la española, que no era otro que su hermano Carlos. Quedaba más que claro así que el rockero quería colaborar con la soprano, y era cuestión de esperar la ocasión apropiada.
Fue cuatro años después de aquella 'noche en la ópera' cuando por fin llegó el momento en el que Freddie podría empezar a hacer su sueño realidad. Y la ocasión la propiciaron los Juegos Olímpicos, que querían contar con Caballé por ser oriunda de Barcelona.
"Aunque nadie recuerda de quien fue la idea, empezó a gestarse el plan de que Freddie y Montserrat cantaran a dúo un himno olímpico", relata la biógrafa del inglés, Lesley-Ann Jones en La Biografía Definitiva de Mercury. "Pero cuando surgió la idea, él aceptó de inmediato", apostilla.
Y aún añade la escritora: "Al cantante le seducía completamente la idea de cantar ante una audiencia televisiva mundial tras el gran éxito de Queen en el Live Aid de 1985. Se concertó una cita en Barelona en marzo de 1987. Montserrat le envió a Freddie algunos vídeos de sus actuaciones y, a cambio, ella pidió las obras completas de Queen".
El primer encuentro de la pareja tuvo lugar aquel marzo de 1987 en el Hotel Ritz de Barcelona, en un comedor privado junto al jardín, con un piano que habían colocado en un rincón para la ocasión, y ante el que terminaron sentándose tanto Freddie Mercury como su productor Mike Moran.
Al encuentro se presentó el vocalista con una cinta en bruto con una canción titulada Exercises in free love y unas cuantas ideas. Allí mismo surgió no ya la colaboración para una canción, sino para todo el segundo disco en solitario de Freddie Mercury, que vería la luz en octubre de 1988 con varios temas a dúo con la soprano.
"Ambos se tenían un enorme respeto y estaban entusiasmados ante la idea de trabajar juntos. Empezaron a hablar y el almuerzo fue un gran éxito. Montserrat cumplió algunos compromisos profesionales y actuó en el Royal Opera House de Londres unos días más tarde, aprovechando para visitar a Freddie en su casa por primera vez", relata la biógrafa del inglés.
En la mencionada biografía, se detalla que en en esa primera visita a Garden Lodge -la casa londinense del líder de Queen-, Mercury y Caballé estuvieron hasta las cinco de la madrugada cantando al piano, "sobre todo canciones de Queen". Y se añade: "Ambos encontraron la horna de su zapato el uno en el otro. Bebieron champán y bromearon, simplemente improvisando de manera desenfadada".
La apretadísima agenda de la soprano barcelonesa provocó que los trabajos tuvieran que hacerse a distancia. Así, a lo largo de los nueve meses siguientes, Freddie le fue enviando las cintas de los temas casi terminados, con la parte vocal cantada por él en falsete para que ella la interpretara con su voz de soprano.
Fue así como Freddie Mercury compuso Barcelona, el gran himno olímpico, con ayuda de Mike Moran en la creación y de David Richards en la producción (tarea esta última acreditada a los tres de manera compartida).
En el verano de 1987, Freddie y Montserrat cantaron Barcelona ante el público por primera vez en el Club Ku de Ibiza, donde durante los cinco años previos a las olimpiadas se montó un evento anual para ir anticipando su celebración. Poco después se publicó el single en España con gran éxito, llegando al puesto 8 en el Reino Unido.
Aún tuvo tiempo la pareja de cantar juntos su tema estrella el 8 de octubre de 1988, en el festival La Nit de Barcelona, al aire libre, con presencia de los reyes de España Juan Carlos y Sofía y la infanta Cristina. Durante aquel evento, la ciudad recibió la antorcha olímpica procedente de Seúl.
Sin embargo, el plan previsto no pudo cumplirse en su totalidad, pues el colofón a esta singular y grandiosa colaboración tenía que ser una interpretación conjunta en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, el 25 de julio de 1992 -este martes hace 25 años-. Pero no pudo ser, pues Mercury murió meses antes, el 24 de noviembre de 1991, a los 45 años.
Freddie no pudo culminar su gran sueño con la guinda final, aunque tras esa ceremonia inaugural en las olimpiadas, Barcelona regresó a las listas de éxitos de medio mundo, llegando en esta ocasión el 2 en el Reino Unido. Una penúltima victoria para el talento indomable de Mercury.
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