En los montes de Castilla y León, la temporada cinegética avanza con luces y sombras. Mientras el corzo se recupera de una enfermedad que amenazaba su salud, el jabalí sigue creciendo sin freno, desbordando cultivos y carreteras. El presidente de la Federación de Caza de Castilla y León, Santiago Iturmendi (Bilbao, 1954), habla con TRIBUNA sobre los retos que enfrenta hoy el mundo cinegético: desde los problemas con el nuevo precinto electrónico hasta la amenaza del furtivismo, pasando por el controvertido regreso del lobo a los escenarios de caza al norte del Duero. Con la media veda a la vista y un campo en desequilibrio constante, el dirigente defiende una caza "racional y necesaria" para mantener el equilibrio ecológico, proteger la agricultura y sostener la economía rural. Pero también advierte: el futuro de esta actividad pasa por garantizar el relevo generacional y erradicar la visión distorsionada que la sociedad tiene de los cazadores.

PREGUNTA: Ahora mismo están abiertos en Castilla y León los periodos para la caza mayor de corzo (ambos sexos), rebeco, cabra montés y jabalí en rececho y aguardo/espera… ¿Cómo está yendo la temporada?

RESPUESTA: La temporada va bien, el corzo abunda. Están superando en bastantes zonas una enfermedad que han tenido, que es el Cephenemyia stimulator, un gusano que se les mete por la nariz y les afecta las vías respiratorias, no matándoles, pero sí debilitándoles de una forma importante. Sobre el jabalí, ayer estaba viendo unas fotos de una playa, donde se había metido una familia entera de jabalís. Es una especie que está viviendo una explosión demográfica muy importante y deberíamos de articular entre las administraciones y cazadores sistemas para que no vaya a más, porque están generando muchos daños a los cultivos, generan también muchos accidentes de carretera y para eso está la caza. Esa es la principal finalidad de la caza, ser elemento de gestión de las especies para que no haya excesos poblacionales, porque, si no, se producen desequilibrios en la naturaleza, que es lo que no queremos nadie.

P: Ha habido mucha controversia con el nuevo sistema de precinto que ha impulsado la Junta de Castilla y León. ¿Cómo ha afectado esto a la temporada?

R: Ha habido el problema del precinto electrónico, que se ha puesto por parte la Junta y que ha creado problemas de instalación, porque hay móviles que no aceptaban la aplicación… Pero bueno, se han ido superando las dificultades gracias a la colaboración de los técnicos de la Federación que han ayudado a la Junta a ponerlo en marcha. Aunque nosotros no somos partidarios del precinto electrónico, porque como pasa como en otros ámbitos -los bancos, los cajeros automáticos, etc- creemos que hay un sector importante de la sociedad que no tiene acceso a esa tecnología de smartphones y de las aplicaciones informáticas, entonces, entendemos que estas cosas hay que hacerlas poco a poco y no de la noche a la mañana. De todas formas, encontramos una alternativa que pactamos con la Consejería y han estado haciendo un precinto en papel, que era sustitutorio del digital.

P: El precinto, para los no expertos en caza, ¿en qué consiste?

R: El precinto, hasta el año pasado, era un plástico que se colocaba en la cuerna de los machos y era, por decirlo de alguna forma, el pasaporte que el animal llevaba para trasladarlo y que se supiera que ese animal estaba cazado legalmente. Ahora, se ha hecho una aplicación informática que se maneja a través del teléfono.

P: De cara a la media veda, que empezará el 15 de agosto, hablaban ustedes de buenas perspectivas por un importante número de codorniz. No sé si también para el conejo y la liebre.

R: Sí, bueno, el conejo, por desgracia, hay zonas donde hay demasiados y en otras, prácticamente, son inexistentes. Donde hay muchos, el conejo es un animal que también causa unos daños a los cultivos enormes. Entonces hay que buscar fórmulas para que haya equilibrio en las poblaciones de animales para que no produzcan daños a los agricultores. Ver como los conejos te arrasan fincas enteras, pues no hace ninguna gracia. Entonces, hay que buscar sistemas, porque también el conejo es el alimento fundamental de muchísimas especies protegidas, como la liebre imperial o el lince, que ahora se está introduciendo en Castilla y León y que vive en un porcentaje altísimo de comer conejos. Hay que buscar equilibrios. Los ecosistemas tienen que estar conservados con una caza razonable y racional.

P: Recientemente se aprobó por el Congreso de los Diputados la retirada de las poblaciones de lobo al norte del Duero del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE) y permite su caza. ¿Cuál es su valoración general? ¿Cree que se puede llegar a ampliar al sur del Duero?

R: Yo creo que se puede y se debe, porque el lobo está en expansión y, además, pasa una cosa, que al norte del Duero, los ganaderos están más acostumbrados a convivir con la especie porque antes, hasta que se incluyó en el LESPRE, se venía haciendo un control poblacional todos los años de una cantidad que se fijaba en el Plan de Gestión del Lobo. Y, en cambio, al sur del Duero, los ganaderos no están acostumbrados a convivir con el lobo, ni tienen medios para defenderse. El lobo está en una expansión clarísima y el que lo niegue está faltando a la verdad. Entonces, somos partidarios de que se extienda al sur del Duero y que se haga un control poblacional como se hace al norte. Creemos que es una especie que no se puede dejar sin cazar porque se iría a unos parámetros que la naturaleza no lo admitiría y la ganadería, sobre todo en extensivo, tampoco la podría asumir.  

P: Otro elemento que causa estragos, y que también está en aumento, son los cazadores furtivos. ¿Cómo afecta a la caza federada y reglada este fenómeno?

R: Bueno nosotros primero no los llamamos cazadores, nosotros los llamamos furtivos. Y, cuando lo que hacen es un poco más grave, les llamamos delincuentes, que es lo que son, porque están cometiendo delitos que están tipificados en el Código Penal y, como tal, deben ser sujetos de condenas de acuerdo con los daños que producen. Con esta lacra que tenemos en el campo, hay que acabar como sea.

P: ¿Y a qué cree que se debe el aumento de furtivos que hay últimamente?

R: Pues evidentemente a que sacan un rendimiento económico a la actividad, porque si no, no lo harían. Matar animales por matar no lo hacen ni los más tontos. Si no tuvieran un rendimiento económico que vendieran la carne, los trofeos, no habría gente delinquiendo por el campo. Lo malo también es que haya gente que compre esa carne o, sobre todo, trofeos de animales, sin que la procedencia sea legal. Yo nunca lo entenderé, porque yo los trofeos que tengo en mi casa de caza, los tengo porque lo he cazado yo y de lo que me siento muy orgulloso, sin que sean medallas ni récords. Yo no le compraría jamás un trofeo a nadie, por muy barato que me lo vendiera o por muy bueno que fuera el trofeo. La esencia de la caza es la dificultad y el que sea algo que haces tú, no que lo consigues a través de terceros.

P: ¿Qué especies son las más afectadas por el furtivismo en la Comunidad?

R: Hay furtivos especializados en cada especie, porque nuestro tesoro, que es el macho montés, por ejemplo, en zonas como Gredos, hay auténticos especialistas en capturar trofeos de una calidad extraordinaria. Hay tus furtivos que se dedican a cazar ciervos o corzos, pero fundamentalmente los que más rentabilidad sacan, por desgracia, son los que van a por trofeos que luego los venden en el mercado negro. Esa es la pena, que haya imbéciles que compren trofeos cazados por sinvergüenzas.

P: ¿Y cómo se puede luchar contra esto? ¿Hay suficiente vigilancia?

R: Guardería y colaboración de los cazadores legales, que somos muchos. Y lo que tenemos que hacer, cuando vemos a este tipo de gentuza por el campo, es denunciar a las Fuerzas de Seguridad y señalarles con el dedo en las zonas rurales donde viven.

P: ¿Cree que la caza es una actividad mal entendida?

R: Totalmente. La sociedad tiene un gran desconocimiento de lo que es la caza. Un ejemplo muy claro lo tenemos ahora en los parques nacionales, que hace unos años se prohibió la caza y estamos llegando a situaciones de superpoblaciones. Antes de ayer leía, que me sorprendió además, que en Monfragüe (Cáceres) y en otro Parque Nacional querían introducir lobos para combatir el exceso de ciervos. Los lobos no acaban con todos los ciervos de Monfragüe ni en 100 años. Sobre todo, teniendo otro alimento más fácil de conseguir como es el ganado doméstico. Entonces, en Monfragüe están intentando capturar animales ahora porque las poblaciones están haciendo un daño al ecosistema muy grande y eso demuestra que la caza es una actividad imprescindible para el equilibrio de los ecosistemas. Ahí se ven los resultados que están siendo nefastos donde se está prohibiendo la caza.

P: Ustedes han señalado, además, el impacto económico que tiene la caza en el mundo rural.

R: Acaban de hacer, hace dos meses, la empresa Deloitte con la Fundación Artemisan, una actualización del impacto económico en toda España de la actividad cinegética y supera los 10.000 millones de euros en este momento. Para el mundo rural es una actividad importantísima, porque genera muchísimos puestos de trabajo y genera actividad en la hostelería gracias al movimiento de cazadores en las zonas rurales, que es donde se desarrolla la caza en un 95%.

P: Para acabar, hablando del futuro: ¿Está garantizado el relevo generacional en la caza en Castilla y León?

R: Tenemos un problema generacional clarísimo en el mundo de la caza, pero es que yo creo que es un problema de que cada vez hay menos gente joven, porque la natalidad española está bajando a cifras que no han estado nunca. La semana pasada fue el examen del cazador y se presentaron casi 150 personas en toda Castilla y León para obtener la licencia de caza por primera vez, incluidas muchas mujeres, que, como pasa en otras actividades, se están incorporando a la caza muchas mujeres, de lo cual nos alegramos muchísimo. Tanto en el mundo de la caza mayor, en las rehalas y realeras, da gusto ver a gente joven en el campo yendo con los perros, con las rehalas y persiguiendo a los jabalís. Pero vamos, la caza tiene un problema de relevo generacional, porque cada vez tenemos menos jóvenes por desgracia.