Castilla y León, en la ruta de la red que distribuía droga oculta en sofisticados escondites de coches

Más de 30 detenidos y 12 vehículos intervenidos, cinco de los cuales dotados de sistemas de caleteados y seguridad muy complejos

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Castilla y León, en la ruta de la red que distribuía droga oculta en sofisticados escondites de coches
Vehículo de la Policía Nacional.
El autor esIsabel  Rodríguez
Isabel Rodríguez
Lectura estimada: 2 min.

La Guardia Civil ha detenido a 31 integrantes de una organización criminal dedicada a distribuir cocaína y hachís por España oculta en vehículos que contaban con sofisticados sistemas para esconder la droga.

Según ha informado la Dirección General de la Guardia Civil y recoge EFE, la operación Vilda se ha saldado, además de con estas detenciones, con la incautación de 600 kilogramos de hachís y 1,5 kilos de cocaína, al tiempo que se han intervenido 12 vehículos, cinco de los cuales dotados de sistemas de caleteados y seguridad muy complejos que elevaban el valor de los coches hasta los 70.000 euros.

La organización, asentada en Madrid y Toledo, distribuía droga en todo el país, especialmente en País Vasco, La Rioja, Castilla y León y Asturias. Contaban con pisos en las localidades de Yuncos e Illescas (Toledo) como guardería de las sustancias.

Las investigaciones, dirigidas por el Juzgado de Instrucción número 3 de Logroño, se iniciaron a principios de año cuando los guardias civiles, a raíz de varias operaciones relacionadas con el tráfico de drogas, tuvieron conocimiento de la existencia de una organización criminal que estaría distribuyendo distintos tipos de sustancias de drogas por el territorio nacional.

Los agentes pudieron constatar que dicha organización utilizaba para el transporte de la droga vehículos con dobles fondos con sistemas de apertura muy sofisticados, que combinaban mandos a distancia e imanes de los propios mandos del vehículo.

A pesar de contar con estos sistemas, también utilizaban vehículos de alta gama como lanzadera con el fin de detectar posibles controles policiales en las rutas.

Los cabecillas de la organización criminal tenían distribuidores periféricos, encargados de la venta en su provincia y en las limítrofes.

De esta forma, la organización mantenía sus roles diferenciados, desde la dirección hasta la distribución, el transporte o la guardería de la droga, sin mezclar funciones entre ellos, por lo que no tenían conocimiento del resto de integrantes, recoge EFE. 

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