El lento regreso de los castores a los ríos de Castilla y León

Aunque se reintrodujo de forma no autorizada, tampoco da "especiales problemas" a su entorno. Desde 2015 se ha constatado su presencia en Soria, Burgos y Salamanca

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El lento regreso de los castores a los ríos de Castilla y León
Castor europeo. (Foto: W. Commons)
Juan López / ICAL
Lectura estimada: 6 min.
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El castor, el mayor roedor europeo y que a finales del siglo XIX alcanzó su estado crítico en la Península Ibérica, se está asentando en Castilla y León, aunque por el momento, de forma puntual. Así, se ha consolidado en el norte de Burgos y el río Jalón, en Soria, a causa de algunas reintroducciones ilegales desde 2003, y desde 2022 es visible en el Tormes, concretamente en un área muy localizada en la desembocadura en el Duero, aguas abajo de la presa de Almendra, entre Zamora y Salamanca. También se trata de animales procedentes de nuevas introducciones no autorizadas.

Desde 2020 el castor está incluido en el Listado de Especies Protegidas (LESPRE) Aunque las autoridades consideran que no es una especie que "ecológicamente dé especiales problemas", las reintroducciones no han sido autorizadas y este hecho ha alertado a las autoridades. Casos similares han sido reportados recientemente en otros países europeos, como Italia, Bélgica y Escocia.

La bióloga vallisoletana Alba Caballero, que ha participado en un estudio sobre la presencia de este animal en el Tormes, recuerda en declaraciones a Ical que fue en 2003 cuando se liberaron en España 18 individuos sin autorización previa en los ríos Aragón y Ebro, en una zona situada a caballo entre Navarra y La Rioja. En el periodo comprendido entre 2008 y 2017 se intentó exterminar porque se consideró una especie introducida ilegalmente. Aunque se capturaron aproximadamente 216 ejemplares, la idea no funcionó. En 2015 aparecieron los primeros ejemplares de castor en Castilla y León, concretamente en el río Jalón (Soria), una subcuenca donde la especie ha llegado ya a la cabecera del rio, tal y como explican fuentes de la Junta consultadas por Ical.

Desde entonces se ha citado la presencia de poblaciones establecidas de castores en varios ríos de la cuenca del Ebro en la provincia de Soria, como el propio Jalón, Alhama, Linares o Añamaza. También en el arroyo Zurbano, en Deza, y en febrero de 2025 se ha confirmado su presencia por primera vez en el rio Mayor, en Montenegro de Cameros.

En la cuenca del Duero únicamente existen dos citas de la especie, una en el propio río Duero en el año 2021 y la otra en 2017 de un ejemplar localizado muerto en las cercanías del Acebal de Garagüeta, citas puntuales que indican que la especie se dispersa también por fuera de los ríos.

En la provincia de Burgos las primeras menciones datan del año 2016, en el entorno de Miranda de Ebro, aunque se han observado también en 2020 en el Condado de Treviño. No parece que la especie se haya expandido por la cuenca del Ebro en esta provincia, conociéndose solo citas puntuales en estas zonas.

Por último, en 2022 se constató la presencia del castor en el río Tormes, en el tramo más cercano a su desembocadura en el Duero, aguas abajo de la presa de Almendra. Se trata de ejemplares que proceden de una nueva introducción no autorizada.

Desde 2018, la Comisión Europea lo considera especie históricamente autóctona y está protegido por la Directiva Hábitat; y en 2020 se declaró por el Ministerio de Medio Ambiente como especie protegida y la incluyó en el LESPRE.

 

Especie autóctona

 

Alba Caballero señala que el castor europeo es autóctono desde siempre en esta tierra. Estuvo distribuido por toda Eurasia, pero a finales del siglo XIX alcanzó un estado de conservación muy crítico, con solo 1.200 individuos en cinco poblaciones de toda la zona. Ahora la especie vuelve a circundar algunos ríos de la mitad norte. Se estima que hay 1,5 millones de ejemplares en Europa y entre 400 y 500 solo en La Rioja. "En España tenemos mucha experiencia en reintroducción de especies, pero es una planificación a largo plazo, con análisis multidisciplinar y un proyecto desde diversos enfoques. Y que no afecte a la fauna donde se suelta, algo que no sabemos ahora su efecto. Sabemos los beneficios que provoca, porque los árboles de ribera que tira, sirven de refugio a anfibios, o un árbol seco, para pájaros carpinteros. Les modifica el hábitat, pero los perjuicios no están tan claros", relata.

En este caso, comenta, "no parece que sea perjudicial, pero no se ha estudiado", si bien insiste en que una reintroducción no autorizada "no es recomendable, porque hay que asegurarse muchas cosas antes, como los patógenos que puede traer, la aceptación social, etc".

Caballero y su equipo tienen claro que en el Tormes el castor ha llegado gracias a la mano del hombre, pues en el estudio desarrollan un cálculo, por el que "hubiera tardado 41 años en llegar desde el Ebro al Tormes, teniendo en cuenta lo que tarda en moverse". Pero no duda que desde el Tormes se extenderá "si sigue la misma dinámica que en el Ebro", pues un grupo familiar "lo forman adultos, subadultos del año anterior y crías del año; y en un momento dado, los subadultos abandonan y ocupan nuevos territorios o que hayan quedado libres. Es un animal territorial por grupos familiares".

Por el momento, expone que no se han puesto en marcha medidas para evitar su propagación porque en principio no plantea peligros. De la misma opinión es Víctor Salvador, técnico del Servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Junta, quien sostiene a Ical que "no es una especie que ecológicamente dé especiales problemas" y "no afecta a otras con las que comparte hábitat", más allá de afecciones puntuales sobre el arbolado de ribera, porque "literalmente tira chopos tras roerlos".

Desde la Administración, por tanto, "no hay un miedo a una expansión porque su daño es mínimo y puntual". "No va a encontrar hábitat adecuados en toda la cuenca del Duero. Podría suceder que se expanda, como en el Ebro, pero del sitio en el que se ha introducido en el Tormes no esperamos que se expanda, al menos en un plazo de tiempo corto, porque está situado entre los embalses de Almendra y del Duero, que suponen barreras, difíciles de franquear para ellos, a diferencia de si hubiera ocurrido en un tramo medio sin barreras", explica.

La presencia del castor en esta área fue identificada por algunos signos en las orillas del río Tormes, aproximadamente ocho kilómetros antes de que desemboque en el río Duero. El hallazgo principal consistió en un tronco de sauce roído. Aunque los signos en el campo fueron identificados de inmediato debido a su singularidad, los expertos evaluaron la correspondencia de estas marcas con la presencia del castor. Posteriormente, se exploraron 500 metros de las orillas del Tormes, tanto río arriba como abajo, donde se encontraron más evidencias como troncos de árboles, con marcas de dientes y corteza roída y vegetación ribereña forrajeada en áreas rodeadas de agua.

Salvador explica que por el momento no se ha observado que este roedor utilice la madera para la construcción de presas, como los castores americanos.  El derrumbe de arbolado y ramoneo de los troncos es por alimentación.

 

Datos biológicos

 

El castor es el mayor roedor europeo, con una longitud de hasta 90 centímetros, unos 35 de los cuales corresponden a la cola, ancha, plana y cubierta de una piel escamosa. Es uno de sus rasgos principales y le sirve como timón y para impulsarse en el agua. Su peso está entre los 15 y los 30 kilos. Para la natación también utiliza los dedos palmeados de sus patas traseras.

Tiene un hocico apuntado y prominente, con fosas nasales obturables para facilitar la inmersión, y unas orejas cortas y redondeadas que también se cierran gracias a unas válvulas para que no entre el agua. Disponen también de párpados transparentes que protegen sus ojos durante el buceo. De esta forma puede permanecer hasta 15 minutos bajo el agua.

El rasgo más sobresaliente de su cara son sus incisivos, que permanecen fuera de la boca cuando ésta está cerrada. Ello le permite roer bajo el agua. Estos dientes crecen continuamente a lo largo de su vida, para contrarrestar el desgaste.

La piel del castor es espesa e impermeable, de color marrón rojizo, más claro en el vientre, perfectamente adaptada a la vida acuática y al frío. Estas características supusieron también la persecución de la especie en todos sitios, hasta su práctica extinción, por su aprovechamiento para peletería. Por último, sus glándulas anales segregan una sustancia parecida al almizcle llamada castóreo, considerada medicinal en la farmacopea tradicional. Vive de 15 a 20 años.

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