La Oficina diocesana para la atención a víctimas de abusos intervino en tres casos durante 2024 en Zamora

El obispo Fernando Valera recalca que la Iglesia "no puede volver la vista hacia otro lado"

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La Oficina diocesana para la atención a víctimas de abusos intervino en tres casos durante 2024 en Zamora
Comparecencia del obispo de Zamora ante los medios de comunicación, este viernes
J. D. S. / ICAL
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La Oficina diocesana de Zamora para la atención y protección a víctimas de abusos intervino en 2024 en tres "situaciones relevantes" gestionadas según los protocolos establecidos y en coordinación con las autoridades, según recoge la Memoria de actuaciones expuesta hoy por la Diócesis.

En el primer caso, un sacerdote comunicó la existencia de un presunto abuso cometido por un compañero suyo hacia una menor. La diócesis de Zamora aplicó "de inmediato" medidas correctoras y remitió la información a la Fiscalía Provincial, que decidió no actuar de oficio por considerar que no merecía actuación judicial.

En el segundo, un voluntario de un proyecto educativo hizo uso indebido del teléfono y de la aplicación de mensajería WhatsApp al mantener conversaciones con un menor, al que llegó a invitar a su domicilio. Según el protocolo de actuación diocesano, es "una acción absolutamente prohibida, por lo que fue apartado de inmediato de su función y se trasladó el caso a la Fiscalía que, en julio de 2024, acordó su sobreseimiento".

En el tercer caso, derivado por un sacerdote, una madre denunció a su exmarido por presuntos abusos sexuales hacia sus hijas. "Aunque los hechos no estaban directamente vinculados a la vida eclesial, la Diócesis ofreció acompañamiento psicológico y asesoramiento legal para que la madre pudiera tomar las decisiones oportunas", según apuntaron las mismas fuentes.

"La tarea preventiva, discreta y constante, es la verdadera clave para proteger, cuidar y acompañar a quienes más lo necesitan. Detrás de cada número hay rostros, historias y heridas que exigen el máximo respeto", subrayó el obispo de Zamora, Fernando Valera.

"El compromiso de la Diócesis es una política de tolerancia cero, acogida a las víctimas, formación continua de agentes pastorales y cooperación total con las autoridades judiciales y civiles. La Iglesia no puede volver la vista a otro lado. Nuestro compromiso es firme e inquebrantable", añadió. 

Monseñor Valera Sánchez hizo estas declaraciones en el Obispado de Zamora, durante un encuentro con los medios de comunicación en el que, además de la exposición del balance de actuaciones de la Oficina diocesana de atención a víctimas de abusos, se presentó el Proyecto Kumi, una nueva iniciativa de la Diócesis destinada a la atención integral de las víctimas de abuso, "impulsada como expresión concreta del compromiso de la Iglesia con la verdad, la justicia, la reparación y la prevención".

Se trata de una nueva estructura diocesana que asume las funciones de la antigua Oficina de Protección, ampliándolas desde "una perspectiva más integral de reconocer, prevenir, atender y reparar".

El proyecto estará al servicio de cualquier víctima, dentro o fuera del ámbito eclesial, y se rige por los principios de confidencialidad, gratuidad y derivación oportuna a la justicia civil y canónica cuando corresponda.

Acciones formativas

Durante el pasado curso pastoral, se desarrollaron acciones formativas dirigidas a 135 menores y a 22 padres y madres para "generar conciencia y cultura preventiva". Además, una veintena de catequistas recibió formación específica y más de cien monitores participaron en sesiones sobre los protocolos de actuación ante casos de abuso.

El equipo interdisciplinar del Proyecto Kumi está formado por profesionales con una "sólida trayectoria" en ámbitos sociales, educativos, sanitarios y pastorales, y encabezado por Eutimio Contra, educador durante 23 años en la Universidad Laboral y gerente territorial de Servicios Sociales durante dos décadas. Participa activamente en numerosos proyectos sociales y culturales.

También forman parte del proyecto Valentina Vecino, funcionaria del Insalud durante 29 años y con 15 años de experiencia laboral en el Consejo Consultivo de Castilla y León; Alicia Dávila, psicóloga general sanitaria y psicoanalista, con consulta privada y docente del Máster de Habilitación Sanitaria en la UEMC (Valladolid)

Además, Concepción Álvarez es la acompañante espiritual. Es religiosa del Amor de Dios, con 18 años como consejera y secretaria general. Ha trabajado en Alemania en pastoral directa, educación y atención a emigrantes. Actualmente, es superiora en la casa fundacional de la congregación.

Pedro Faúndez, vicario general y vicario judicial de la diócesis de Zamora es el asesor canónico y jurídico.

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