El presidente del Gobierno ha llegado al lugar en helicóptero con media hora de antelación acompañado del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska
Viaje exprés de Pedro Sánchez a la zona cero del mayor incendio, el de Molezuelas, entre insultos y aplausos
El presidente del Gobierno ha llegado al lugar en helicóptero con media hora de antelación acompañado del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha realizado este martes por la tarde, entre la expectación de la mayor parte de los vecinos y un número reducido de personas que le han recibido, bien con insultos o bien con aplausos, una visita relámpago de escasa media hora a la 'zona cero' del que es el mayor incendio forestal del año en España, el de Molezuelas de la Carballeda.
Pedro Sánchez ha llegado al lugar en helicóptero con media hora de antelación acompañado del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y ha abandonado la zona a la hora que tenía inicialmente prevista su llegada, tras estar en el lugar de inicio de ese fuego intencionado que ha matado a dos personas y ha calcinado unas 31.500 hectáreas de las provincias de Zamora y León.
Más de cincuenta vecinos y veraneantes de la localidad, junto a integrantes del dispositivo de seguridad, se han dado cita en el lugar de aterrizaje y despegue del helicóptero, junto a las últimas casas del pueblo, donde la mayor parte de los residentes ha mostrado su escepticismo sobre si la visita va a ayudar algo a la reconstrucción tras el incendio.
La petición del alcalde
El alcalde de la localidad, Alexandre Bertín Satue, ha aprovechado el hacer de anfitrión en la visita de Pedro Sánchez para pedirle expresamente apoyo para recuperar todo lo quemado y la reactivación de la zona.
Este regidor socialista ha agradecido que el presidente del Gobierno se haya "preocupado un poco por los problemas" que tienen y espera que ahora Sánchez se ponga de acuerdo con el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y "se muevan un poco más" para reconstruir el entorno.
Por el momento, en la visita no ha estado el presidente de la Junta de Castilla y León, pese a que inicialmente sí se había anunciado su presencia.
"¿Qué sentido tiene venir a ver cenizas?
Los vecinos y veraneantes descendientes de esta pequeña localidad del norte de Zamora con un censo que no llega al medio centenar de habitantes han visto al presidente del Gobierno de lejos, al bajarse y subir al helicóptero, lo que han lamentado algunos como Rafael Justel, que se ha preguntado qué sentido tiene venir a ver cenizas y no pararse a hablar con la población.
Junto a él, su hermana Emery, que vivió en primera persona el incendio y sintió "pánico" porque vio el fuego "y en cuestión de nada nos tocó salir con lo puesto", ha confesado que si pudiera haber conversado con Pedro Sánchez le habría recriminado que hay muy pocos medios y "demasiadas leyes que impiden que el campo se pueda limpiar".
Manuel Gallego, un jubilado de 78 años que como muchos otros emigró al País Vasco y ahora vive de nuevo en Molezuelas de la Carballeda, ha admitido que nunca vio un fuego tan tremendo como el que comenzó el domingo día 10 en su pueblo y ha confiado en que la visita de Pedro Sánchez traiga cosas buenas y se mire más por los pueblos.
Sin saludar a la población
Menos esperanzadas se han mostrado otras vecinas como Aurora, María Pilar y Montse, que en corrillo han reconocido que han visto con "indiferencia" el paso por su pueblo de Pedro Sánchez, quien "ni saludó, ni nada", por lo que no han confiado en que esa visita exprés sirva para mucho.
La sensación de que las ayudas no siempre llegan y se quedan en papel mojado la ha expresado también el senador del PSOE y alcalde de Puebla de Sanabria, José Fernández, que ha trasladado a Pedro Sánchez cómo está la situación en el incendio de Porto, el que más preocupa en estos momentos en Zamora, y ha sostenido que el presidente del Gobierno ha mostrado "cara de preocupación" por la situación.
Una cara que los vecinos de Molezuelas de la Carballeda solo pudieron ver de lejos, a una distancia que hacían imperceptibles para el presidente del Gobierno los aplausos de algunos y los insultos de otros que le culpaban de la desgracia.