Las oficinas antiocupación de Castilla y León han atendido 305 consultas presenciales y casi 12.000 telemáticas desde su puesta en marcha en junio de 2023
La subida del precio de algunos alimentos hace renunciar a ellos a uno de cada tres castellanos y leoneses
A pesar de la sensibilidad a los precios, el 90% prefiere comprar alimentos de calidad, aunque su coste sea mayor
La subida del precio de la cesta de la compra, a un ritmo del 38 por ciento en cinco años, ha provocado que uno de cada tres castellanos y leoneses, el 37,5 por ciento, haya tenido que renunciar a algunos alimentos en el último ejercicio. Se trata de una cifra algo inferior a la del conjunto de España, donde el 40 por ciento reconoce esta situación, que afecta, en especial, a alimentos clave como el pescado (46,5 por ciento) y la carne, que evitan en ocasiones hasta un 35,4 por ciento.
Son datos de la VIII edición del Estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon, recogido por Ical, que llaman a la reflexión, y que reflejan, también, que son las mujeres las que renuncian a más alimentos a causa de su precio (47,5 por ciento, frente al 37,8 por ciento de hombres), aunque el factor económico es más representativo. Hasta un 63,6 por ciento de los que ha visto empeorar su situación ha dejado de consumir algún producto por su precio, y también lo han hecho los grupos de menor edad, especialmente los comprendidos en el rango de los 18-25 años, que así lo señalan en un 48 por ciento de los casos.
Por comunidades, Castilla y León se encuentra en puestos intermedios. Los efectos de la subida del precio de los alimentos ha perjudicado más a la población de Baleares (76,9 por ciento), Navarra (57,7 por ciento) y Canarias (52,8), mientras que los riojanos, vascos y asturianos son quienes menos han sentido el efecto del encarecimiento de los alimentos en sus dietas, con un 26,4 por ciento, un 31,4 y un 33,5 por ciento, en cada caso.
A pesar de la sensibilidad a los precios, preguntados acerca de si prefieren comprar alimentos de calidad, aunque su coste sea mayor, el 84 por ciento de la muestra responde afirmativamente, casi cuatro puntos porcentuales más que en el estudio de 2024. En este caso, Castilla y León, con un 90,6 por ciento, junto a La Rioja (94,3 por ciento) y Murcia (90,3 por ciento) muestran una mayor predisposición a pagar un sobreprecio por productos de calidad. Por el contrario, Canarias (72,4 por ciento), Cantabria (73,2 por ciento) y Baleares (75,1 por ciento) registran los valores más bajos.
Por edad, el porcentaje de encuestados dispuestos apagar más se encuentra en el grupo comprendido entre 26 y 40 años. Las personas que han mejorado su situación económica (90,3 por ciento), aquellas con hijos (88,4 por ciento), empleo (88,6 por ciento) y que consideran que siguen una alimentación saludable (89,8 por ciento) son quienes están dispuestos a gastar más dinero por comer mejor.
Peor alimentación
Al igual que en anteriores ediciones del estudio, el porcentaje de los encuestados que considera que su alimentación ha empeorado durante el último año es residual (5 por ciento), mientras que la mayoría opina que no ha cambiado su dieta (54,7 por ciento) o que la ha mejorado (40,3 por ciento).
En este caso, el 61,3 por cieno de los castellanos y leoneses considera que no ha cambiado, frente a un 37,1 que dice que ha empeorado. Sólo un 1,7 por ciento ve que ha mejorados. Por zonas geográficas, Aragón, Canarias y Baleares son las comunidades que mejor valoran la evolución de su alimentación, con un 51,3 por ciento, un 48,2 por ciento y un 47,3 por ciento de los encuestados señalando que se refuerza. Por el contrario, Navarra (29,7 por ciento), La Rioja (30,9 por ciento) y Galicia (33,9 por ciento) registran los valores más bajos.
Fruta, verdura y pescado
El consumo casi diario de fruta se ha reducido este año entre los hombres (50,2 por ciento), los menores de 56 años, y especialmente en la franja comprendida entre los 18 y los 25, con un 37,1 por ciento; las personas sin hijos (44,2 por ciento) y aquellos que creen que llevan una alimentación poco saludable(30,5 por ciento). Por el contrario, se ha incrementado en las mujeres (55,7 por ciento), los encuestados de más edad (69,4 por ciento en mayores de 65), los que tienen hijos (58 por ciento) y los que gozan de una mejor percepción de su salud (55,7 por ciento) y su alimentación (63,8 por ciento).
En cuanto al consumo de verdura, las mujeres también toman ventaja, con un 55,7 por ciento ingiriéndolas casi a diario frente al 24,8 por ciento de los hombres. Del mismo modo, quienes tienen descendencia aventajan a quienes no en el consumo de este alimento (32 por ciento frente a 29,9 por ciento).
Asimismo, a menor edad, menor ingesta de verdura, con apenas un 29,5 por ciento de los encuestados consumiéndola, dato que contrasta con el 55,7 por ciento de los mayores de 65. También hay una relación directa entre el mayor consumo de verdura y la autopercepción de salud positiva (el 34,4 por ciento de los encuestados optimistas señalan comer este alimento casi a diario) y de alimentación saludable (el 39,7 por ciento de quienes afirman alimentarse bien la toman cada día).
En todos los perfiles sociodemográficos el consumo de carne se produce varias veces a la semana en detrimento del resto de opciones (casi todos los días, una vez a la semana, una vez al mes, ocasionalmente o nunca). Los hombres y los encuestados de menor edad son quienes comen más frecuentemente este alimento (con un 66,2 por ciento casi todos los días o varias veces a la semana en el caso de los primeros y un 68,7 por ciento en menores de 25). También cabe destacar que, a diferencia de otros años, el porcentaje de personas que perciben su alimentación como saludable y toman carne a diario supera a quienes lo hacen y creen que no comen bien o que no comen ni bien ni mal.
Por su parte, el consumo de pescado es más frecuente entre los encuestados de mayor edad, con el grupo de entre 56 y 65 años alcanzando un máximo del 47,4 por ciento teniendo en cuenta tanto a los que ingieren este alimento a diario, como varias veces a la semana. Los encuestados con hijos superan también en esta categoría a los que no tienen descendencia. La ingesta de pescado a diario o varias veces a la semana es también más significativa entre aquellos encuestados que creen que llevan una alimentación sana, alcanzando conjuntamente el 51,4 por ciento. También es mayoritario entre aquellos que cuentan con una percepción de salud más elevada. Por el contrario, el consumo diario de pescado es mínimo(0,8 por ciento)cuando se percibe que se sigue una dieta insana.
Comida basura
En lo que respecta a la 'comida basura', el consumo es mucho más habitual entre los jóvenes que entre los mayores. Así, la proporción de quienes señalan consumirlo a diario se reduce paulatinamente a medida que se rejuvenece la edad de los encuestados, pasando del 28,3 por ciento de los mayores de 65, al 2,8 por ciento del grupo de hasta 25 años.
Las mujeres y los encuestados con hijos son menos propensos a ingerirla que los hombres y las personas sin descendencia. Si se profundiza en la percepción de cómo es la propia alimentación, aquellos que piensan que su alimentación es sana señalan que la toma de comida basura se produce nunca o casi nunca en el 41,8 por ciento de los casos, mientras que los que creen que su dieta no es buena admiten hacerlo a diario o varias veces a la semana en el 27,8 por ciento de los casos.
En lo que respecta a la ingesta de alimentos ultraprocesados, es menor entre las mujeres (el 36,7 por ciento no los consume nunca o casi nunca, con los hombres respondiendo lo mismo en el 34,9 por ciento de los casos), los encuestados de más edad (solo el 0,7 por ciento de mayores de 65 los consume a diario) y aquellos con hijos. Como en el caso de la comida basura, quienes consideran que su dieta no es sana toman más frecuentemente alimentos ultraprocesados que aquellos que destacan que su dieta es saludable
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