La peluquería es su vida, también su vocación. Lleva más de cuatro décadas entre tijeras, peines y secadores y no renuncia a seguir trabajando en su localidad natal: Tordehumos. Allí regenta su negocio, que extiende a otros pueblos de la comarca gracias a su carácter itinerante. Es Conchi Martín, la protagonista de un nuevo capítulo de TeleRural en Tribuna Valladolid.

Comenzó la profesión con tan solo 18 años y hace un tiempo se le presentó la oportunidad de atender en otras poblaciones. El Colectivo de Desarrollo Rural 'El Sequillo', con sede en Tordehumos, le abrió la puerta a esta posibilidad hace quince años. Esmeralda Martínez, la coordinadora, recuerda que forma parte de un programa con el título 'Vivir en casa con calidad'. "Se trata de servicios básicos que prestamos en las localidades de nuestra zona de intervención especialmente a personas mayores. En algunos municipios se detectó que no existía el servicio de peluquería, ni desde la iniciativa pública ni de la privada".

UN DÍA CON LA PELUQUERA

Es un jueves cualquiera. Primera hora de la mañana. Conchi carga en su vehículo todos los elementos para convertir su peluquería en un negocio móvil: lavacabezas, secador de cabina portátil, todo tipo de útiles, tintes… El primer destino de la jornada es la localidad de Villanueva de los Caballeros. Allí ya le esperan las clientas más madrugadoras.

Convierte un local cedido por el Ayuntamiento en una improvisada peluquería. No necesita más que un baño para instalar el aparato usado para lavar las cabezas. Una silla, un espejo y una mesa componen el resto del salón de belleza. Comienza el trabajo, que no solo consiste en lavar, cortar, peinar o teñir, también en escuchar. Especialmente eso. "Son casi como de la familia, me cuentan sus cosas yo las escucho. Y cuando están más tristonas intento subirles el ánimo". Y es que hasta la sala de espera se convierte en una suerte de centro social donde las clientas se encuentran, charlan animadamente o pasan un rato en compañía. Una labor que va mucho más allá de un buen corte de pelo.

Entre clienta y clienta, la peluquera se sincera: "Esta profesión era la que me apasionaba. No podía elegir otra cosa. Mi madre era peluquera, mi tía era peluquera, mi hermana mayor era peluquera, mi prima era peluquera… me decían que me hiciera modista, pero yo amo la peluquería".

Normalmente hace un mínimo de cinco o seis clientas en cada pueblo. El CDR El Sequillo se encarga de llamar a las clientas habituales para concertar la cita. Allí pasa la mañana o la tarde. Y va alternando los municipios. En esta ocasión, al filo del mediodía, acaba todo el trabajo en Villanueva de los Caballeros y regresa a su casa para comer. "Tengo solo unos minutos, porque enseguida me voy a Moral de la Reina".

Allí, Conchi monta su peluquería móvil en un salón en el propio Consistorio. Pero antes se toma un café con sus clientas. El perfil medio del usuario es mujer mayor, aunque también atiende "a hombres y clientas más jóvenes". Todos están encantados con que Conchi acuda a sus municipios a prestarles el servicio. "Hasta mis hijas que viven fuera vienen al pueblo a que les corte el pelo", dice Lidia García. María Teresa Matilla, por su parte, incide en la importancia de que en poblaciones tan envejecidas como estas los vecinos no se tengan que mover de su localidad para acceder a un servicio tan básico como el de la peluquería.

La jornada ha sido intensa. Conchi Martín, la peluquera móvil, regresa a su casa. El deber está cumplido: sus clientas perfectamente peinadas y la labor social completada. Y es que Conchi es peluquera por vocación e itinerante por convicción. Larga vida a los 'telerurales'.