El Kremlin denuncia presiones sobre EE. UU., mantiene su ofensiva en Ucrania y acusa a Kiev de bloquear el diálogo
Rusia desafía el ultimátum de Trump y acusa a Occidente de avivar la guerra
El Kremlin denuncia presiones sobre EE. UU., mantiene su ofensiva en Ucrania y acusa a Kiev de bloquear el diálogo
El ultimátum de 50 días lanzado por Donald Trump para alcanzar un acuerdo con Ucrania antes de septiembre ha encendido todas las alarmas en Moscú. Aunque el Kremlin no lo rechaza de plano, lo considera una advertencia seria y cargada de simbolismo político más que una amenaza inminente. Según Dmitri Peskov, portavoz del presidente ruso, Vladímir Putin, la Casa Blanca podría estar reaccionando a presiones intensas de sus aliados europeos y de la OTAN, más que trazando una política coherente.
La ambigüedad calculada de Trump -con quien Putin habló recientemente- es vista en Moscú como una posible grieta diplomática a explotar. El Kremlin aún mantiene cierta esperanza en que el mandatario estadounidense recapacite y se aleje de lo que considera una postura bélica inducida. En palabras del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, desde Pekín, Trump estaría siendo víctima de una presión "enorme" e "indecente" por parte de Europa y la Alianza Atlántica, deseosas de ampliar el envío de armamento ofensivo a Ucrania.
La lectura rusa es clara: Occidente no está dando señales de buscar la paz, sino de prolongar el conflicto. "Cada decisión que se toma en Bruselas y en Washington es interpretada por Kiev como una luz verde para seguir luchando, no para negociar", advirtió Peskov, acusando indirectamente a los aliados de frenar cualquier posibilidad de capitulación ucraniana.
Además, Moscú insiste en que el diálogo está congelado por responsabilidad de Ucrania. El formato de negociaciones en Estambul -que produjo tímidos avances como canjes de prisioneros en mayo y junio- sigue siendo válido para el Kremlin, pero Kiev, aseguran, no ha propuesto una nueva fecha para una tercera ronda. Para Lavrov, el rechazo ucraniano a este canal demuestra una "falta de voluntad" y una actitud "despreciativa" hacia su propio pueblo.
Por su parte, el viceministro de Exteriores, Serguéi Riabkov, fue más tajante al calificar el planteamiento de Trump como un "ultimátum inaceptable", insistiendo en que Moscú prefiere la vía diplomática, pero no abandonará su ofensiva si no obtiene respuestas adecuadas. De hecho, reiteró que la operación militar especial continuará, mientras Rusia se blinda frente a posibles nuevas sanciones y amenazas económicas secundarias a sus socios comerciales como China e India.
El mensaje de fondo es inequívoco: Rusia no cederá ante la presión internacional, pero también observa con atención los movimientos de Trump, a quien todavía no coloca en el mismo nivel de confrontación que su predecesor, Joe Biden. La Casa Blanca aún podría ser un interlocutor, si decide desmarcarse del guion europeo.
El futuro inmediato dependerá de cómo evolucione el escenario diplomático en las próximas semanas. Pero por ahora, el reloj avanza y la cuenta atrás de Trump ha sido recibida más como una provocación que como una oportunidad. El tablero geopolítico se recalienta, y el margen para la paz se reduce
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